25 de junio de 2009

• Reflexión y voto

Aunque el IFE no ha hecho su tarea y la mayoría de los partidos y candidatos tampoco, lo mejor será que los ciudadanos salgan a votar el próximo 5 de julio por la opción que les haya convencido. No la que más regalos les haya dado, no la que haya hecho más propaganda, no el que esté más posicionado en los medios informativos, sino el que los haya convencido, y si ninguno los convence, entonces sí, anular el voto también es válido.
Es evidente que la población está muy despolitizada y desinteresada de los asuntos políticos, a eso contribuyen las campañas insulsas y frívolas como las del PRI que se apoya en la popularidad de un entrenador de futbol, como si la preferencia de este fuese una garantía del cumplimiento de compromisos; o como si la continuidad de la batalla que libra el gobierno federal contra el narcotráfico, dependiera de que los diputados fueran del mismo partido que el del presidente.
Francamente ni el PRI ni el PAN merecen refrendarles la confianza, a menos que la gente esté contenta con la situación que padecemos, y si esto es así, querrá decir que el electorado es masoquista, desmemoriado o de plano le vale un comino lo que le suceda al pueblo de México.

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